El cine: entretenimiento o escape de la realidad
Rodolfo Sánchez Rovirosa
Woody Allen, en La Rosa Púrpura del Cairo (1985), logra una verdadera obra de arte, llena de humor e ingenio, con una historia romántica que hace referencia, por su título, a una historia de aventuras y es también el tema principal de una canción de jazz. Esta película es un homenaje al cine con el cine; incluye referencias al mismo cine y a la literatura –1984 de Orson Welles y La Nariz de Nikolai Gogol- y, además, aprovecha para satirizar a la industria cinematográfica de Hollywood y remitirnos a la idea del cine más nostálgica y clásica: ¡la de diversión y entretenimiento!
Así, La rosa púrpura del Cairo, una clara referencia a Casablanca, es una historia melodramática en la que Tom (Rick) y Cecilia (Ilsa) desean escapar hacia un mundo mejor; sin embargo, enfrentan un dilema, Cecilia debe elegir entre el amor verdadero y el ficticio; Rick, entre el amor y la virtud.
Durante la Gran Depresión, Cecilia vive una situación terrible; no sólo debe conformarse con un trabajo mal remunerado, sino que además su esposo (Monk) desempleado es un vago que la engaña con su amiga. Ante esto, Cecilia encuentra en la sala de cine su único refugio de la realidad; acude a ver una y otra vez la película Rosa púrpura del Cairo y, en el alucine de esa historia de amor y el paroxismo de ese ensueño, encuentra la puerta de escape a una nueva vida, al menos es lo que ella desea, aunque sea ficción. Un día Tom, uno de los protagonistas, rompe la cuarta pared por ella; la ha visto y, enamorado, decide salirse de la película.
Sin embargo, esta situación provoca un caos, pues la historia de ficción se queda estancada y otros personajes de otras películas también intentan salir del cine a la realidad. Por lo tanto, el actor que encarna a Tom es enviado para tratar de convencerlo de volver; entonces comienza a pretender a Cecilia, confundiéndola.
En cuanto al montaje, a cargo Susan E. Morse, éste tiene como base el jazz de la época para marcar el ritmo de las escenas, con temas como “Hollywood Fun” en las escenas con más movimiento, o “Carousel Memories” en las más lentas o tristes, y la que es el tema de la película “The Purple Rose of Cairo”, del compositor Dick Hyman. Con ese ritmo, la montadora teje finamente los hilos argumentales de la trama; de la vida de Cecilia, del explorador Tom Baxter y de toda la parafernalia de la industria cinematográfica. Por su parte, aunque la ficción del cine y realidad aparecen entremezcladas, la fotografía las distingue claramente: así, el mundo real es colorido, mientras que la ficción aparece en blanco y negro.
La rosa púrpura del Cairo es una comedia ad hoc al drama de Cecilia. Nos divierte el humor de Woody Allen con sus gags visuales -Tom paga con dinero de utilería o no sabe cómo se enciende el auto-, y nos emociona ver a Cecilia todo lo que le ocurre; tal como una montaña rusa, nos llena de ansias por saber qué le pasará en la siguiente escena. Obviamente, quien sabe del oficio, sabe que sin suspense no hay película. Sobre ello, Woody Allen dijo en una entrevista que, cuando escribió el guión, ya tenía la historia, pero no la película; sólo hasta que, de golpe, tuvo la idea acerca del final, fue cuando se convirtió en una película de verdad.
Al final, en la última escena de la película, Woody Allen vuelve hacer un homenaje al cine, esta vez con la escena de la película Top Hat –Sombrero de Copas-, de Mark Sandrich, (1935). Cecilia y nosotros junto a ella, en la oscuridad de la sala y sentados en la butaca, disfrutamos al mismo tiempo a Fred Astaire cantando en su piano Cheek to Cheek de Irving Berlín, poco a poco se diluyen las imágenes anunciando el final.
En esta película, Woody Allen es como un mago que juega a mezclar elementos o como un cocinero que pone los ingredientes necesarios para una buena sazón; al final, lo que queda es una pieza maravillosa, una manjar de ficción y realidad. Un tópico similar para los espectadores hispanos está en La vida es un sueño de Pedro Calderón de la Barca, en donde igual nos plantea el eterno dilema entre la libertad y el destino.
Rosa Púrpura del Cairo no es una película más, si hubiera un Salón de la Fama como en el Rock, sin duda Woody Allen debería estar ahí, no en vano esta película recibió muchos elogios de la crítica y, según Rotten Tomatoes, tiene una calificación del 90% y un puntaje de 7.8 sobre 10; además, la revista Time la reconoció entre “las 100 mejores películas”.
Referencias
- Greenhut, R.; Payser, M.; y Sicilia, G. (productores). Woody Allen (director). La Rosa Púrpura del Cairo. (1985). EUA. 82 min.
- Rotten Tomatoes,The Purple Rose of Cairo, en https://www.rottentomatoes.com/m/purple_rose_of_cairoWallis, H. (productor). Curtiz, Michael (director). Casablanca. (1942). EUA. 102 min.
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