George A. Romero, autor de la distopía zombi

Guillermo Solís Mendoza

George A. Romero.

Antes que The Walking Dead, Guerra mundial Z o el Tren a Busan, en el recalcitrante año de 1968, un cineasta joven, con todas las ideas revolucionarias del cine independiente y con un gusto particular por los seriales B de terror y ciencia ficción, dio vida al concepto del hombre no-hombre en la pantalla grande. Para ello, George A. Romero retomó la idea de un ser que ya nos habían mostrado las grandes cintas del expresionismo alemán, como El gabinete del Dr. Caligari; pero además, lo dotó de ciertas características que, finalmente, conformaron todo el ideario de la distopía zombi.

En este tipo de películas, el zombi representa la animalidad del ser humano; en otras palabras, esa parte caníbal, descarnada, irracional, grotesca, feroz, despiadada y sin esperanza a nada que no lo lleve a satisfacer su hambre voraz. Así, el hombre no-hombre sólo vive para comer, es su medio de supervivencia; por lo tanto, está condenado a borrar a la humanidad de la faz de la tierra, porque lo único que lo complace es comer a los otros; es decir, a los vivos, que todavía guardan un poco de humanidad. El zombi busca carne fresca para permitir que la suya, ya putrefacta, cobre fuerza para continuar con la infinita persecución de los que todavía respiran.  

En la secuencia inicial de Night of The Living Dead (1968), Bárbara y Johnny van al cementerio a visitar la tumba de su padrastro. Ahí, un tipo demacrado los ataca y ella es la única que puede escapar. Posteriormente, se refugia dentro de una casa en la que hay un cadáver, y donde un joven afroamericano busca también un buen escondite. Figuradamente, los muertos han decidido salir de sus tumbas y un hambre caníbal los motiva: ha nacido el zombi.

Iniciador de lo conocido como gótico americano en el cine (historias de terror y explotación en las que se deja al descubierto lo que esconden los valores e instituciones sociales), este film es el resultado de la necesidad directa de Romero por hacer cine. Después de un lustro de éxito económico con su empresa Latent Image, decidió comenzar a trabajar un filme a partir de una historia en 3 partes, que escribió inspirado tanto en I am Legend -un clásico de la ciencia ficción, de Richard Matheson- como en la adaptación cinematográfica de éste, protagonizada por Vincent Price, The Last Man on Earth. Así, los vampiros postapocalípticos de Matheson pasaron a ser hombres no muertos y la incomodidad por una época en la que la juventud parecía no tener voto ni voz, sirvió para componer una historia en la que los humanos se comen entre sí.

Escena de la película The Last Men Alive, Prince, 1964.
Trailer de la películla Estación Zombie, Sang-ho, 2016.
Trailer de la película Guerra Mundial Z, Forster, 2013.

Los personajes de la película trasladan la fuerza narrativa de la historia desde el parámetro social hasta el de su célula básica: la familia. En primer lugar, vemos la historia de los hermanos que riñen frente a la lápida de su padrastro; en segundo lugar, al afroamericano que liquida sin misericordia al padre neurasténico de la familia, luego, a la pareja de novios perpleja y de carácter endeble que no parece tener ningún futuro, etc.

De este modo, el zombie se convierte en la metáfora de la crisis social, trazando un camino distópico en el que se visualiza la putrefacción de lo humano. Así como la carne se pudre y envilece, la familia y el individuo pierde su faceta moral y ética. Se retrata a la familia como seno principal de una casta en disgregación; en consecuencia, como la verdadera creadora de esos hombres no muertos, de esos seres extintos, pero aún con vida, que la acorralan simbólicamente en una casa abandonada -los vestigios de un hogar ya perdido para siempre- y que representan sus propios fantasmas imperturbables. La célula social por antonomasia, los seres que conforman un hogar, se representa, por tanto, como un núcleo destruido, un grupo que ya no conserva, lo que antes lo caracterizaba como humano, y lo más importante, como un ente vivo. 

Hasta antes de Night of The Living Dead, los zombies o hombres no muertos, no habían sido una verdadera amenaza cinematográfica. George Romero los acercó a una versión realista dentro de la ficción, entre una cualidad del cinéma vérité y el cine documental, convirtiéndolos en terribles hordas de caníbales que inundaban las salas de cine. Así, cuando veamos alguna película que plasme en nuestras pantallas cualquier historia de la distopía zombie, debemos recordar al padre que lo fundó todo y cuya influencia se hace notar en toda propuesta del nuevo milenio referente al tema.

Referencias:

  • Hardman, K.; Streiner, R. (productores) y Romero, G. A. (director). (1968). Night of The Living Dead [cinta cinematográfica]. E. U.: Image Ten
  • Knox, H. E.; Lippert, R. L. (productores) y Ragona U.; Salkow, S. (directores). (1964). The Last Man of Earth [cinta cinematográfica]. E. U.: API, Produzioni La Regina
  • Matheson, R. (2008). Soy leyenda. Barcelona: Minotauro

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