El fuego y la comunicación

ANA LYDIA VALDÉS, Profesora de Comunicación, CCH Naucalpan

La Guerra del Fuego inicia mostrando el origen del hombre en el marco del proceso evolutivo de mamíferos, primates y homínidos. Detalla la organización y el funcionamiento de la sociedad paleolítica a partir del conocimiento del entorno, las relaciones sociales y sus formas políticas y culturales. Así, la película se estructura a partir de un conflicto central: la obtención y conservación del fuego por parte de grupos humanos que no saben producirlo por sí mismos. Pero ¿cómo se comunicaban si no había lenguaje?

En efecto, no habían desarrollado un lenguaje como tal; sin embargo, su comunicación se basaba en gestos, señales, ademanes, movimientos y una enorme variedad de signos y símbolos que fueron pasando de generación en generación hasta que surgió el lenguaje y con ello comienza la cultura.

Para fines didácticos, La Guerra del Fuego ofrece infinitas posibilidades de análisis aplicadas a la enseñanza – aprendizaje; en este sentido, este ensayo abordará la Comunicación No Verbal y sus formas de expresión: proxémica, kinésica, paralingüística, gestualidad, vestimenta, tiempo y color. Las expresiones no verbales, considero, son el motor que le imprime ‘vida’ a la trama; en consecuencia, los mensajes no necesitan traducirse al lenguaje escrito, son signos y símbolos que asientan la premisa: ‘no podemos no comunicarnos’.

 

La película se estructura a partir de un conflicto central: la obtención y conservación del fuego por parte de grupos humanos que no saben producirlo por sí mismos. Si bien la trama comienza y termina con dos imágenes iguales, una fogata vista desde lejos, ambas remiten a situaciones diferentes. ¿Por qué? El arqueólogo V. Gordon Childe en Los orígenes de la civilización (Buenos Aires, Eudeba, 1984, p. 66) señala que: “el control del fuego fue, presumiblemente, el primer gran paso en la emancipación del hombre respecto de la servidumbre de su medio ambiente”.

Aprender cómo se enciende el fuego implicó imitar a otros; en otras palabras, los movimientos de manos, posición del cuerpo y cara eran el equivalente a seguir un ‘instructivo’ para lograr la aparición de la flama. Charles Darwin publica El origen de las especies en 1859, obra en la que presenta su teoría de la evolución de las especies. La idea de evolución desarrollada por Darwin indica que las especies se modifican en un lento proceso gradual, progresivo y acumulativo. Si bien la teoría darwiniana no está en discusión en su planteo general, algunos científicos se oponen a pensar la evolución como un proceso lineal y continuo. Por el contrario, sostienen que las especies evolucionaron en forma abrupta entre fracturas; por lo tanto, pudieron haber coexistido especies en distintas etapas de evolución. 

Los protagonistas son tres cavernícolas que resultan elegidos para ir en busca del fuego.  Un primer análisis responde a las siguientes preguntas: ¿quién los elige?, ¿qué objeto reciben al momento de partir y qué significado tiene? ¿Hay un líder?

En este texto, nos enfocaremos en cinco escenas que cobran importancia por la gestualidad de los personajes. Los alumnos del Taller de Comunicación aprenden sobre la trascendencia de la comunicación no verbal con una historia sin lenguaje verbal. En la primera escena, casi al inicio de la película, los protagonistas se topan con una manada de mamuts. ¿Qué actitud toman? En los rostros de los hombres el lenguaje denota miedo, asombro, temor a lo desconocido y quedan en espera de que alguno actúe. Enseguida, toma la iniciativa el líder del grupo, el hombre sabio, al que llaman ‘Noah’ y ofrece pastizal a la manada; entonces, el mamut alfa se acerca y lo toma con la trompa. La escena es emblemática y el mensaje es claro: ‘no los vamos a atacar’. Además, hay otros elementos para el análisis: vestimenta, sonidos, cohesión grupal, propiedad comunal, liderazgo político.

En la segunda escena, los protagonistas encuentran otro grupo de homínidos; se trata del grupo de ‘Ika’, que aparece con mayor avance en su desarrollo; por ejemplo, muestran expresiones artísticas: ornamentos corporales, objetos decorativos; además de creencias y valores que se proyectan en su actitud hacia los muertos y su práctica de rituales.

“El proceso de hominización no consistió en un proceso de transformación biológica exclusivamente […] lo que separó a Homo de las restantes líneas filogenéticas fueron diferencias en el comportamiento más que diferencias de carácter biológico. […] En el proceso de hominización se pueden distinguir tres grandes etapas en la relación homínidos/objetos naturales: el uso de objetos; modificación elemental y ocasional de los mismos con una finalidad inmediata y fabricación de instrumentos que implicó la transmisión de las técnicas de fabricación a otros individuos por medio de un lenguaje articulado, producto de la capacidad de abstracción y de la elaboración de conceptos independientemente del contexto.»

A. Makinistian, El proceso de hominización, Buenos Aires, Almagesto, 1992, pp. 122-125.

Trío solidario

Si nos atenemos a los lineamientos de la historia, el rescate del fuego es una larga travesía plagada de pruebas a superar, para lo cual el protagonista cuenta con dos ayudantes; los tres enfrentan situaciones desconocidas y en todas resultan vencedores. Una de estas situaciones ocurre en la tercera escena, en la que los protagonistas enfrentan a otro grupo de humanos menos desarrollados y con rasgos bestiales.

No hay lenguaje, predomina el gruñido articulado, los gestos y el miedo visceral, como parámetro del sentido común. Por ejemplo, cuando los atacan los leones, arrojan las lanzas al piso y buscan refugio en un árbol. Pero quizás el rasgo más importante que comparten es intangible: la solidaridad. El trío es inseparable, a tal punto que podría ser entendido como un rol único; en otras palabras, ‘todos para uno y uno para todos’, una versión primitiva de la obra Los tres mosqueteros, de Alejandro Dumas.

La cuarta escena a analizar es tan importante como la del hallazgo del fuego; en ella, aparece la figura femenino, representada por ‘Ika’. Ella es quien los ayuda a superar las dificultades y es el ‘enlace’ entre dos culturas de muy diferente nivel. Así, la prueba siguiente es la ‘seducción’ y da paso al protagonismo, cada vez mayor, de Ika. Elige pareja y pone a prueba la solidez del grupo. La gesticulación de los actores es clave; queda claro que ella es propiedad del líder.

En otra escena, la risa, muestra la importancia de la gesticulación. El humor exige una capacidad de simbolización y distanciamiento del hecho que lo provoca. La escena es simple, uno de los protagonistas avienta una piedra y cae en la cabeza de otro. El acto provoca la risa de Ika y los demás la imitan.  

Ika escapa y Noah se ve enfrentado al primer “Ser o no ser” de la Prehistoria. El salto cualitativo es inmenso por la capacidad de simbolización necesaria para dirimir entre el deber, que implica regresar con el fuego y la atracción por Ika. La gestualidad de nuevo cobra relevancia.

En una quinta escena la historia revela un final feliz, los personajes regresan de su travesía con la sabiduría que significa encender el fuego. La tribu los recibe con gusto. Por sus gritos y movimientos se puede ver que manifiestan emoción al ver a los viajeros de nuevo. Lo mejor es que traen consigo el ‘encargo’, es decir, ‘el fuego’. Destaca la sensibilidad poética del director de la obra al presentar a Ika esperando un bebé. Presenta una escena llena de emociones donde el Noah toma el vientre de Ika y esta sede a sus caricias. La escena es sublime. El alumnado queda complacido con la trama porque, aunque no lo esperaban, hay una historia de amor.

Referencias:

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